Kidnapping by Pablo Escobar, a book review (see English below)

García Márquez, Gabriel. Noticia de un secuestro (Nueva York: Vintage Español, 1996) pp. 329. El poseedor del Premio Nobel de Literatura narra en este libro las experiencias de varios colombianos que fueron secuestrados por Pablo Escobar, el infame traficante de drogas, en la última etapa de su vida criminal.

En vez de escribir otra obra más de ficción, García Márquez se puso a trazar el recuento de uno de los rehenes que Escobar había capturado en 1990, Maruja Pachón Castro, perteneciente a la elite colombiana, que, en unión con su esposo, Alberto Villamizar, solicitaron al autor que escribiera sobre su experiencia inolvidable. Obviamente amigos, García acepto, pero pronto vio la necesidad de incluir otras personas que también habían sido apresadas en esos días.

Entonces el gobierno colombiano consideraba establecer un acuerdo con el gobierno de EEUU para extraditar criminales colombianos dedicados a la exportación de estupefacientes como la cocaína. Sintiéndose amenazado, Escobar ordenó el secuestro de los colombianos mencionados comenzando con Pachón Castro para utilizarlos como rescates o fichas para negociar.

Debido a que el autor entrevistó a las personas que sufrieron directamente como rehenes, así como también oficiales del gobierno involucrados en esta crisis, la obra ofrece detalles minuciosos relacionados al cautiverio. Estos incluyen como fueron transportados los apresados secretamente, las condiciones de las prisiones informales, como se relacionaban los rehenes con los guardaban, como se alimentaban, las condiciones en las que dormían, como fueron tratados, etc.

Mas allá de estos detalles, la impresión más fuerte que recibí de esta obra fue el peso político que logró ejercer Escobar en contra al gobierno de César Gaviria. García Márquez dibuja a Escobar desplegando la misma fuerza o casi la misma fuerza política que Gaviria. Este contrapeso político no aparece en el caso mexicano, tan notorio como lo es, pues ninguno de los jefes de los cárteles de drogas parecen haber ejercido el poder personal que García Márquez atribuye a Pablo Escobar.

Es más, el autor nos ofrece un mejor entendimiento de los pormenores que atendieron el fin de Escobar, acribillado a balazos después de todo por la policía colombiana en 1993. [December 2023]

The winner of the Nobel Prize for Literature narrates in this book the experiences of several Colombians who were kidnapped by Pablo Escobar, the infamous drug trafficker, in the last stage of his criminal life.

Instead of writing another work of fiction, García Márquez began to tell the story of one of the hostages that Escobar captured in 1990, Maruja Pachón Castro, belonging to the country’s political elite. She and her husband, Alberto Villamizar, asked the author to write about this unforgettable experience. Obviously, friends, García accepted, but soon discovered the need to include other people who had also been apprehended in those days.

The Colombian government was then considering an agreement with the U.S. government to extradite Colombian criminals dedicated to the export of narcotics like cocaine. Feeling threatened, Escobar ordered the kidnapping of the aforementioned Colombians, starting with Pachón Castro, to use them as objects of ransom.

Because the author interviewed the hostages, as well as government officials who became involved in this crisis, he offers thorough details about their captivity. This includes how they were secretly transported, the conditions attending to their informal prisons, how they interacted with their guards, how and what they were fed, in what conditions they were able to sleep, how they were treated, etc.

The strongest impression I gained beyond these details, is the political weight that Escobar was able to exert against President César Gaviria. García Márquez shows Escobar wielding the same or almost the same political influence as Gaviria. This political counterweight seems absent in the Mexican case, despite its notoriety, because none of the drug cartel leaders appear to have exercised the kind of political weight that García Márquez attributes to Pablo Escobar.

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